Pequeños proyectos

Nadie entra por casualidad a un blog a leer lo que otra persona que promete cambiar su vida con lo que tiene disponible escribe, o al menos es muy poco probable.

Vengo postergando este proyecto así como vengo postergando toda mi vida, de a pequeños pasos. Y son las pequeñas cosas - no la gran imagen que está en nuestras mentes de cómo queremos vivir la vida - las que nos hacen. Porque yo recuerdo haber tenido épocas muy estresantes en la facultad, pero siempre las disfruté mucho. Y recuerdo los ratos que me hacía para disfrutar; mi chocoarroz con el cortado a la tarde en el comedor, los viernes pedir helado con los compañeros de la cátedra en la que enseñaba, llegar a tiempo a mis clases de Fight Do en el gimnasio los lunes miércoles y viernes. También recuerdo las noches sin dormir, temblar antes de entrar a rendir un examen, la acidez y las veces que no podía ir al gimnasio para estudiar.
Y mientras no sé todavía cuál es mi proyecto en la vida o qué camino voy a tomar, pienso en lo que sí quiero: escribir, al menos una vez por día, al menos todas las semanas, como mínimo, todo aquello que me ayuda a seguir adelante, que los puede ayudar a ustedes que leen. Pueden tomar lo bueno, o lo malo, pero los prometo que al menos será todo un challenge.
Porque a varios nos pasa que nos vemos al espejo y nuestros ojos no tienen arrugas de sonreír muy seguido. Y porque sé que cuando estaba creciendo sabía que algo grandioso me estaba esperando; lo decía la galletita de la fortuna. Y a todos nos está esperando.

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